sábado, 30 de mayo de 2015

El eco de ayer.

Salvador privilegio,
aparecer al alba
y sin cerrar los ojos.

Extraordinario el poema,
que subyace debajo del alcohol y
del vicio repetido.

En braille, me suturas, si permaneces muda y olvidas la tenua ternura, que permutaba entre tinieblas, bajo nubes negras y rastros de hierba yace tu tumba, tan plena cómo silenciosa.

jueves, 28 de mayo de 2015

Reptaba la ira alegre...

Y besábamos las manos de nadie,
oíamos el rugir del aire, en medio
de a saber que cruel vínculo entre
el infierno y tu cuerpo...

Rompí tabúes,

En chándal, te miraba en el techo
y confundía contigo, la delicadeza
del humo.

¿Te acuerdas?
Nunca estuviste en mis mañanas a tientas entre tintos, tonterías y trampas...

¡Eh! Que ya volverá esa alegría del principio, que volverá la poesía, porque la veo brotar en tus ojos, y tus ojos, son nuestros...
cómo los hijos...

¿Dónde estamos si en ningún sitio nos sentimos llenos?
Ni a base de litros ni de psicofármacos...

Bajo el cosmos.

Bajo el cosmos
mirábamos al cielo ilusos
sin pensar en el martirio
en el agobio al albor del
equilibrio de los dioses,
con los ojos como platos,
ilesos, sin abstinencias.

Nos dimos las llaves del mundo
pero cerremos las puertas.

Que ya si eso en otra vida,
pero a esta, dale un segundo
más del que nos dimos.

Y olvide del todo, que
debajo de aquel cielo,
besé libertad en manos del químico,
en cuerpos candentes de cariño...

Cuándo ni yo supe ser un niño,
ahora, el cuco vuela sobre nidos.

Reviento mis tímpanos,
mi corazón correoso,
mi cerebro, mi hígado.

¿Dónde estás?
Donde estés...
ya nos veremos...

lunes, 25 de mayo de 2015

Amor-dázame, que no sé callarme.

Que banal suena la poesía de tu boca,
lastimosa pero indómita,
perpetua tónica de humo y farandula,

Me ahogas.
Me haces crepitar.
Me agrandas el camino, cerrándome las puertas.

Floto en el humo, y caigo de golpe, y me agolpo en el último tren que dejaste alcansancio,
el cansancio de la vida, el camino necio hasta la tumba, que ni aprovecho ni perseveras.

A piñon.
Enarbolada, mi voz
rompe tu silencio.

El niño mimo.

Porno en cintas VHS.
Lefa, destornilladas,
y bajo ellas la poesía,
y sobre ella la mano que escribe.

Cualquier domingo de humo,
iré a buscarte.
Pero ya no estarás, porque nunca estuviste.

Mi cama no descansa,
desde que por mi templo paseas.

Púas, espinas, saliva y descontento.

Donde yace lo que fui.

Destripar al débil. 

La trágica caída de la noche.
Al alegre amanecer si rondas mis ojos.

Que he pasado noches hablando con techos,
Olvidando el mundo pensaba sólo en tu cuerpo,

Con el amor a flor de piel, entero,
para que al desvestirme,
sobre él vomites hiel
con más cariño que rencor.

Y mastiques la bomba que yace detrás de mi pecho,

Y le pongas precio a lo poco que fuimos, siéndolo todo.

Pero masacré y ahora sufro la inconstancia que prometo...

Lo que mañana más quiero, y en tu mañana estorbo...

Es preciosa la necedad del tiempo.

Cuando ayer matabas por el beso que te debo.

Sobre la cornisa disparando serio, por tu rencor me odio, es el único motivo por el que me falto al respeto.

Porque te quiero me hablas y me saturo y me agobio y me dan ganas de matar al mundo...y sé cómo hacerlo.

Sólo me salen payasos de circo, pescadores tardios viendo luna y sol,
y agua con sal si me hiero.

El error más bonito, lo sabes como yo,
el último bastión donde guardaba la poesía se está pudriendo.

Pero... sueño con que tus ojos son tan míos, cómo tuya es la plenitud de mi cerebro...
mis manos cicatrizaban rápido, se movían como agua sobre el río, por tu cuerpo.

Porque nos quisimos cómo náufragos la nueva tierra que pisan...
porque mi coraza es tan tuya cómo innecesaria si me habitas.

Que sueño que lees esto, y porque me siento vivo en tu risa, te quiero, y sueño que si lees esto es por lo mismo...

Cómo los sueños, sólo sueños son...