jueves, 18 de junio de 2015

Gordi... bésame...

Esa rubia me deja contento,
bañado en Cruzcampo tu pelo.

Tus ojos, mi desierto,
al anochecer eternos.

Entre aires ese cuerpo,
movido por el viento.

A ti no te tengo,
pero me ansías, lo veo.

Tu novio, muerto y
no es necesario el odio.

Mi psicóloga me dice
que no pierda más el tiempo.

Serán orgasmos, a los que rogamos,
regamos el tiesto, y nace tu corazón.

Besamos el firmamento y
firmamos con humo en el cielo
cómo aviones, dejando líneas a su paso.

Eres la luz, pues incluso si me siento muerto, te veo, me saludas y renazco del presidio.

Tus ojos azabaches, saltando baches,
tu culo es mio, mi miembro tuyo.

Y ahora que me he caido, voy a buscarte con más ahínco.

Afianzo tus labios en los míos.

Te busco en mi pensamiento, y estudio más contento que monos adictos besando tu pecho.

¡Ay! Que dolor, pero te veo pasar y me convierto en un Dios.

Me curas del desamor, con tu viaje,
te quiero, cómo quieren, déjame.

Déjame que estalle yo en tu cuerpo,
déjame que me caiga, que lama tu cuero,
déjame morirme en tu busto,
déjame eliminar los sustos, y el miedo...

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