viernes, 5 de junio de 2015

Pequeñajos.

El vaivén que me movía no fue magia, nunca.

Lunas carmesíes fueron indicios de disforia.

Pletórico bajo la lluvia, moría su euforia en mi retórica.

Tu figura teórica era más intensa, tu ausencia metafórica me lastima, por eso la omito.

A dia de hoy, en el barro, no espero que nazcan lágrimas de tus ojos manchados.

Que no, y, que nadie intente distraerme, de mis actos, que aún siendo un genio, vivo esclavo de mis impulsos.

Abuso de palabras, para intentar confundirme con la libertad, pues ella es plena, y no hay nada más pleno que la palabra amor de tu boca...

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